MAMÁ FIESTA DE GALA

Altas torres de neón. Después de una tarde ardua y en círculos, circulando llego a la explanada donde las luces blancas son atravesadas por los prismas transparentes de una presencia de agua, tierra y voces. Al resplandor, la ceguera y la fusión. Ya no sé si soy de piel o de pestañas, bosques verdes, mediodía nocturnal. Recuerdo que había olvidado el nombre. Un ruido de mágicos animales salvajes llega desde un espejo en forma de espiral. La risa esconde un plan, el plan esconde alguien que ríe, la semilla se une al pan, libre albedrío en el globo. Los ojos están cerrados, las puertas se abren de par en par, debo partirme en dos. A través de los poros se cuela la madrugada, ¿allá arriba será?
¿Una superficie es una superficie? Descargas de imaginación parecen demostrar que el abismo se ha instalado bajo los pies, en forma de alas blancas. Transparentes son las de quien llega junto al viento en la ventana, igual que el sonido de sus palabras, metamorfoseando el presente. Había sido el futuro. No recuerdo más.
De ahí en más, las canillas se abrieron de tres en tres, el agua cubrió el primer piso y parte del segundo. Tuvimos que aprender a nadar, luego a volar, después a ser el viento. Todas las bandadas se multiplicaron. Aparecieron cientos de especies nuevas. Cubrimos las montañas y el océano también.
Sol dijo sí en el momento en que nadie miraba hacia allá.

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