no más poesía

Decidido. Dejo ya el absurdo hilo de la representación metafórica y lo cambio por el incoherente hilo de la estética narrativa. Aunque yo mismo no sepa explicar qué significa estética, narración, metáfora y representación. No importa, solo exporta. Deja salir al exterior algo que parece verdadero. Verdad-eros como lo hedonista de ser uno mismo, como esa mentira perfecta de la sinceridad. Y para ayudarme a ser completamente yo mismo, me dedicaré a partir de ahora a citar a otros autores.

Para no escribir esa palabra que desvía el camino inicial, es que coloco piedritas, una tras otra a lo largo del laberinto. No miro atrás, no creo que los pájaros coman piedras, solo algún ser producto de mi inconsciencia podría.

En este momento estaría recordando y citando frases de una canción que tiene que ver con el argumento, o que simplemente suena acorde. Puede que sea lineal el acompañamiento también. Una vez citada la canción me voy a calmar. Acá, al mar. Un depósito de almas. Más temprano que tarde, como una quemazón.

Después de la tranquilidad y la canción habría que volver al hilo argumental. Si el nihilismo que conduce mis pasos me lo permite. ¿Cuál era el argumento? Habrá que releer desde el comienzo para averiguarlo.

Ya me decidí. Dejemos la poesía por un rato y escribamos algo narrativo. Se complica, dado que desconozco la diferencia entre la poesía y la narración. No tiene importancia. Empezaría hablando de esta tristeza, de estar a tantos kilómetros y sentir que no hay distancia. Y esos ojos impresos me miran y dicen. Y que mucho más acá…

No me gusta el título. Muy pretencioso. Más todavía incluso que la palabra “pretencioso”. Me pregunto entonces cómo puedo titular este montón de palabras que cuentan un instante en un momento en un día o noche determinados. Aunque dudo si estará bien poner tanto énfasis en un título. Si de cualquier manera no es por eso que me gustará o no esta página. Pero seamos justos, hay que representar el contenido medianamente en el título. Hagamos otra relectura para comprender mejor.

(…)

Renuncio. No es esto lo que esperaba de un discurso narrativo (o no es esto lo que el discurso narrativo esperaba de mí). Y no escribo más.

(No es por cansancio, aburrimiento, o porque no se me ocurra nada. Simplemente que hay un cd con quinientos juegos para pc en mi escritorio, y hace por lo menos tres meses que no lo uso. Además tiene una versión de sonic en 3 d que nunca jugué y me intriga saber de qué se trata.)

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