ve rimbaud memories IIIIIIIIIIIIIII

II JUGOS DEL ANOHECER
Cuando, en el crepúsculo del pueblo entramos, ateridos, por la obscuridad morada de la calleja miserable que da al río seco, los niños pobres juegan a asustarse[1], fingiéndose mendigos. Uno se echa un saco a la cabeza, otro dice que no ve, otro se hace el cojo.... Después, en ese brusco cambiar[2] de la infancia, como llevan unos zapatos y un vestido, y como sus madres, ellas sabrán cómo[3], les han dado algo de comer, se creen unos príncipes[4]: --Mi padre tiene un reloj de plata. --Y el mío un caballo. --Y el mío una escopeta. Reloj que levantará a la madruga... más »

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