el avion que no puede volar

EL AVIÓN QUE NO PUEDE VOLAR (1998)


INTRO

El día que cuento es más bien reciente. Una calle cualquiera bajo el seco sol del mediodía. El protagonista vaga por estas calles con un rumbo que no conoce, pero le llevará a saber profundamente algo.
A la distancia suenan balas y cae herido. En otra ciudad las ambulancias salen y lo rescatan. Lo internan muy lejos de sí en un psicodélico hospital.
El protagonista sabe, gracias a esa herida, que todos los sitios del mundo y todos los hechos del universo se resumen en un lugar y un momento simultáneos entre sí. Quien atraviesa esa múltiple superposición, como si penetrara el interior de un Aleph, está condenado a morir para siempre o a vivir para siempre.
El protagonista intuye esta verdad y comprende que ningún acto que realice abarcará la dimensión de aquel que lo rodeó antes. Sabe que vive o muere eternamente pero teme revelar su condición a nadie, incluso al relator de su historia.
Continúa la convalescencia y regresa a su casa en la ciudad. Si está muerto constituye una apariencia sensorial o una alucinación, y se lo nota cambiado e indiferente pero no importa porque siempre fue así. Si vive, todo es igual, a excepción de su escéptica visión (a causa de la nueva sabiduría) y un nihilismo no menos insoportable que su personalidad de toda la vida común.
Un día, muchos años después, el protagonista desaparece de su país y quizás del planeta.
Si vive, se habrá hartado de conocer cada secreto y quebrando la profecía se suicida hábilmente y sin dejar rastros. Si es una imagen se habrá aburrido y con un simple gesto se transforma en gato, en silla, etc. O quizás simplemente se borra o se asimila al paisaje.


NIÑOS

Alicia está sola en un banco de la plaza. Seguramente espera a alguien (¿cómo saberlo?). Son las seis de la mañana y el sol apenas insinúa su roja presencia. De pronto Alicia cree escuchar una voz que dice su nombre (tal vez la oye de verdad) y se para. Camina por la misma calle tres cuadras, dobla a la izquierda, tres cuadras después a la derecha y en la esquina reconoce (o cree reconocer) a Claudio F. sentado en un umbral. Claudio F. cree reconocerla (o la reconoce de verdad) y se apresura a ocultar en un bolsillo el paquete que contenía en su mano.
Alicia se sienta (o cree sentarse) junto a él en el umbral y reanudan una conversación abandonada veintisiete días atrás. El color de su voz es pálido y tal vez rugoso como su tez, y pronuncia extrañamente la letra “d”. Expone sus ideas con total claridad aunque no la suficiente para que Claudio comprenda, pero ni él ni ella advierten el detalle.
Alicia tantea con sus dedos en el bolsillo de Claudio hasta distinguir una forma rectangular y de escaso grosor. Sonríe y Claudio deja de disimular su sonrisa interior. Abre el paquete y extrae un fino cigarrillo de rojizo tabaco. Lo enciende y juntos fuman durante cinco minutos. Por un momento el humo rojo tiñe de sangre los ojos de los niños.
Alicia le pregunta por sus padres y Claudio no recuerda el significado de esa palabra. Se lo dice alarmado. Ella no se inquieta: tampoco lo sabe. Se ríe de su amigo.
La puerta sobre la que se apoyan los niños se abre desde adentro, una pareja de adultos sale empujándolos, y la vuelve a cerrar. Claudio saca una llave de su otro bolsillo y entran a la casa. Se sientan en la alfombra de una habitación y fuman otro rojo cigarrillo. Luego juegan un rato en la cama grande de una de las piezas hasta que regresa la pareja de adultos y los obliga a salir.
Encienden un cigarrillo y lo consumen durante el trayecto hasta la plaza. Al llegar ya es de noche. Los niños juegan ansiosos durante unas horas en el fresco césped.
Un poco cansados (aparentemente cansados) se cubren con hojas y ramas caídas y duermen (o aparentan dormir) hasta antes del amanecer.


LÁGRIMAS DE SILVIA

_ Qué tal, ¿querés un café?
_ Bueno, ¿dónde vamos?
_ Acá a la vuelta hay un bar.
_ Asunto algún, mapa del desapareciste que, ¿andás qué en?
_ No sé cómo explicarte, algo muy raro es lo que estoy pasando. Figurate un scrabel de todas las lenguas, hasta las antiguas y las que aún no existen.

Aquí una silla se resquebraja a causa de la humedad. Afuera llueve. La grieta es apenas visible.

_ ¿Cuánto es?
_ Dos pesos, señor.
_ Digamos que de alguna manera estás repitiendo tu situación de siempre. No sé qué te podría sacar ese estupor anestésico, excepto que antigua Madre-pez se presente delante de ti y te clave un puñal.
_ Eso sí, un puñal con marco tallado con hermosas figuras y bañado en oro.
_ Tenés fuego?
_ Sí, tomá.
_ La vi a Alicia ayer.
_ ¿Dónde, acá en la ciudad?
_ Estaba en su plaza, estaba sola. Se ve que su amigo se entretuvo demasiado con el punto rojo, y fue.
_ Ahora que me acuerdo, yo la vi hace unas semanas, en otra plaza. Claudio F. estaba tendido en el suelo en posición fetal y ella al lado, sobre el banco cantaba con una guitarra (tiene una hermosa voz).
_ ¿No cantaba una que dice algo así como…
NO, HAY DENTRO BASURA EN GELS
IN CHELSIS DIO A LUZ BASURA EN TEVES

MAM, MAM, MAM PEZ
DIONISÍACA MAMI ALBERGUE DE TODOS LOS PECES

MIS LÁGRIMAS MOJAN EL CRISTAL COMO LA SALIVA EN PRIMAVERA
SI VOY CAYENDO EN GRIS, PADRES DEL CEREBRO DOCTOR FATAL
PÁJARO LIBRE LIBRE LIBRE LIBRE LIBRE LIBRE LIBREMENTE ADENTRO
SOY PETIT DIOCESITA PARA MÍ, PARA MÍ, …?
_ Esa misma, ¿cómo la sabés?
_ Hace un tiempo era adicto, lo que pasa es que no quería decírselo a nadie. No sé qué hubieran pensado. Bah, qué van a pensar.

La canilla de éste lado del espejo suelta una gota, luego otra. Alguien la cierra bien y se acumulan adentro más gotas que por horas, quizás, no serán parte del aire.

_ Ayer me pasó algo realmente fuerte. El patio de atrás se iluminó de golpe y cerré los ojos. Esa especie de pantalla negra se había revestido de flores rojas, verdes, y muchas más, y abría los ojos y veía lo mismo, y los cerraba y todo igual.
_ Las alas de Medusa, ya sé, siempre me pasa. Exorcizala así: “Fuck you, little wing”. Varias veces y se va.

Allá lejos, en un bosque, Silvia (su verdadero nombre es un secreto) llora sin fuerzas. Se mira en el espejo de agua y sus lágrimas se unen al dulce lago. Se acuesta sobre la hierba y duerme por muchos años más.


EL CASTILLO

A Claudio ya no lo veíamos desde hacía unas semanas. No fue por Alicia que supimos de su muerte: ella lo ocultó en una caja de cristal y lo arrojó al lago. Cantó su réquiem y al terminar hundió también la guitarra en el agua. Se marchó a fumar sin hablar con nadie y no la vimos hasta ayer.
Le pregunté por qué estaba sola y me respondió:_ Es que Claudio se murió el otro día, estaba cansado.
La convencí de simular un entierro (rituales ante la ley) y se encogió de hombros. Me dijo que haga lo que quisiera.
En unas horas nos encontramos todos en el bar: Ana, Luis, su madre y yo. Improvisamos una cajita de madera y una cruz de metal que decía “Claudio F, ayer” y contenía un autorretrato diminuto de 10 por 10 centímetros, hecho en birome.
En el cementerio, todos menos Alicia (no quiso despertarse a esa hora de la tarde) enterramos la caja vacía y cantamos el réquiem a capella (calamos solo medio tono). La caligrafía de Alicia es apenas inteligible, pero leímos correctamente, bajo la dirección de Luis o de su madre (no recuerdo bien).

Luego de tomar unos whiskies junto a la cruz de Claudio salimos a dar un paseo por los alrededores (el bosque). Entre la maleza chocamos con una pared de grandes piedras y recorriéndola supimos que era un castillo enorme.
No podíamos precisar si era horrible o hermoso. En cuanto quisimos entrar dejamos de encontrar la puerta de ingreso. En eso llegó Alicia, muy ebria, silbando una canción. No podía mantenerse en pie y se apoyó en el blanco paredón. Por mirar el pequeño cuerpo de la niña no advertimos cómo el castillo desaparecía al soplar el viento y hacerlo literalmente polvo. En el piso de tierra había un gran charco de agua salada, que lloraba un bebé. Alicia gateó hasta él y lo trajo en brazos. En el trayecto intercambiaron (riendo) algunas frases en griego y otras en latín.
Los ojos de Ana brillaron al ver al niño, lo alzó, y se lo llevó corriendo a su casa.

No nos volvimos a ver por dos meses. Una noche, cerca del amanecer, Ana me llamó por teléfono a la guarida. Me explicó (en griego) el odio que alimentaba por ese niño y me pedía consejo. Le dije que no molestara, y corté.
Hablando con Alicia supe que todos habíamos reaccionado igual con esa mujer loca.
Tres días después Ana se suicidó bebiendo la sal que lloraba su bebé. Inmediatamente, el niño levantó (para protegerse) un enorme castillo, y nunca pudimos volverlo a ver.


FOTOGRAFÍAS

La otra sonrisa de Alicia. Mira el océano mientras moja sus pies en él. El amarillo sol y el dorado cabello son una misma cosa, bailando imperceptiblemente alrededor de su pálida voz.
Hay un destello de luz que nadie ve. El capitán se abrocha el último botón al salir de su camarote. Todos los niños ríen sin poder evitarlo. Alicia no.
Comida.
Cama.
Amanecer. Rojo amanecer. El perfil de Alicia se funde con el horizonte y su mirada se funde con un horizonte gris y verde.
El capitán se siente avergonzado y su miedo agranda los pájaros hasta hacerlos enormes. El canto de los pájaros es una sirena penetrante y fría. El miedo del capitán hunde el barco en el ave roja y gris.
Aquí adentro la sirena parece un pianissimo ulular de miles de palomas blancas (y grises). El cigarrillo de Alicia está húmedo y ella llora. Su cigarrillo ya se ha secado y lo compartimos mientras hablamos de cosas elementales. Hace calor. Todos extrañamos el Ró, pero nos sentimos tan bien que un solo soplo de brisa nos elevaría hasta el cielo.
Haga frío o calor, nieve o no, todos hacemos cosas elementales. Cada atardecer Alicia compone un lied y lo escuchamos al instante con los ojos llenos de lágrimas.
De pronto: “Volvamos, esto me aburre”, dice Alicia y abre los ojos. Es el mismo paisaje del agua dulce del Ró, pero Alicia se ha desdoblado. Julia es su futuro y a partir de hoy quizás existirá de a ratos cerca nuestro y nos dirá qué es lo que hay detrás de las nubes cuando no llueve.
Alicia forma un rombo con sus manos y lo lleva hasta su cara. Mira a través de él. Está todo lleno de colores y no importa.



EN LA SANGRE

El cine se hizo una líquida pared y lo vio. No era la borra del tercer café ni era la sombra que se borra al tercer amanecer. Pero su voz.
Cantó recordando las piedras de colores sobre el agua oscura y su cuerpo tan fama tan. Es pasado y ya no puede contar la historia, solo recoger los fragmentos olvidados entre las sillas. Supo que era un sueño: los pasajeros la recibían pacientes, conscientes del orden natural, habitación por habitación, había que terminar así tan pronto. Sin fingir sorpresa ni dinero. Para qué si no hay nada por lamentar ni remediar (todos los sueños son el futuro, no te sorprendas mañana o pasado). Un sueño dentro del sueño, ya que hay detalles que se pasan en conciencia latente: cada medida es la primera sin comparación. Tampoco se reconoce porque adentro (sueño dentro del micro-sueño) ha cerrado las ventanas y suena en la radio un himno de las aguas. Este hidro-país turbulento elige su cantante aéreo y en una tradición glissando ascendente microtonal intensidad en aumento.
Meseta o valle. Ascensión o no, según en qué estación. No se olvida que son veinticinco piezas.
Al despertar puede o no encontrar una triste realidad. Últimamente el estado no admite una concreta definición y la onírica marea se desliza cama afuera. La pared, líquida, se hace cine, charco de miel y sonrisa vaporosa. Al menos la luz de sus ojos rebobina un video una y mil veces, una misma toma, gesto no réver.
Tocan a la puerta. De un salto la sala, el comedor, en torno a la mesa las veinticinco caras y ninguna en particular. Soy tan pequeña que desde el piso se ve cada pliegue de la piel y entonces era verdad. En ese momento Alicia debe decidir urgentemente qué hacer.



CIENCIA NO FICCIÓN

En el mismo momento en que se cruzaban las líneas de fuego se produjo una revelación y Alicia por intermedio mío supo nombrar de manera diferente los nombres en común y los nombres en diferente. Revisó sus papeles y bautizó UCOBO y STEMSE a sus desacuerdos. Más tarde recapacitó y halló el apelativo LIRGNA y LLAARIALGRINI a todo aquello que la unía con la estrella. UCOBO y STEMSE se fugaron. De a ratos eran la misma persona y de pronto aprendieron (aprendió) la norma bisexual. Da lo mismo UCOBOSTEMSE que STEMSEUCOBO y de cualquier forma son indeseables. LIRGNALLAARIALGRINI (o LLAARIALGRINILIRGNA, también son recuerdos alternos) aparece, aparecería en una fotografía sonriendo con ganas, agradeciendo la lección de anatomía, pidiendo nuevas palabras.
De esa revelación, Alicia comparte su personalidad con el espejo y ese jazz la realimenta everyday de nuevas drogas pesadas. Ayer consumió LOST (50,341 grs) y miró sin ver cómo dos lapsos se apareaban en la hornalla de la cocina (intentó hablarles, fue inútil, tan atareados estaban). Hoy al amanecer probó MISS, mas no le sirvió de nada: la foto salió movida y una cara pálida y lejana (no la suya) asomaba en el ángulo superior izquierdo moviendo sus labios como diciendo “¿de verdad te complace la poesía?” (no es imposible, después de todo es sólo una fotografía). Mirando con atención la frase hasta se puede oír. Al caer el sol ella descubrió en su mano 100 gramos de MOONDAY. No se decidía a tomarla. Cuando volvió en sí, MOONDAY se había infiltrado a través de los poros y teñido de azul sus ojos. Salió a la calle y hasta ahora no ha vuelto.
Día 2: en el agua agua el en el en agua el agua en agua en el Alicia día dos.
La parte que le corresponde responde a sus mandos naturales y no hay una idea que se escape de ese concepto. Por eso Ana resucita en el momento en que el agua salada que bebió de su hijo adoptivo se evapora. Al regresar de la tumba recibe una llamada telefónica y decide contestarla luego del duodécimo. Del otro lado de la línea hay aplausos y risas y canas y jurados y. Ella sonríe y con un ultrasonido saluda a Alicia. Alicia ha probado SCRABEL y le restan en el bolsillo 23 centilitros en un frasquito. Lo comparten y se sientan al piano a componer un nuevo madrigal titulado “SSTRELLA ME AAR” que cuenta un sueño soñado hace tres días por alguien desconocido.
Día 3: LIRGNA y LLAARIALGRINI se emocionan con el madrigal y como agradecimiento lo aprenden para hacérselo escuchar a STEMSE y UCOBO. Llevan sendas dosis de CI y CW por protección. Todavía no los hallaron. Piensan que mañana o pasado.


L Y LOS FANTASMAS

L. y los terremotos. Stop. Donde es un pasaje. Click out. Nadie sabe en qué lugar se oculta el que es arbitrio.
Son oraciones fictas inertes armadas.
Feroces ornamentos nacerían todos al nacer imanes verdeando extraños.
Para Alicia la creación no ocurrió en un instante.
Ella sumerge un dedo en su video clip y sirve una copa.
Sueña dormida y despierta entre los libros. De la puerta entreabierta la tinta occidental sangre sobre los libros.
No, más. Y no hay nada que ver. Habitados. Al principio puso los muebles. Chau y bien.
Alicia no sabe por qué desde sus ojos. Evidente. Fin de la fecha del pasado. Y pliega una fotografía en 14 partes o en 17.
Ni la víctima ni el culpable. No los había. No lo sabía. (No losa vía).
Espejismo:
La gota en la ventana era realmente la tormenta blanca, el desierto blanco, el espejismo blanco, la oscuridad blanca, la fosforescencia blanca y el contraste blanco y negro como un espejo invertido y real.



IMPRESIÓN CIUDAD

Durante unos minutos se hizo un abismo en la percepción de las ciudades híbridas de este lado del planeta. Durante cualquier segundo se hizo un BI EYE de las casas abiertas al planeta. El abismo separó quizás las hojas de las ramas aunque sea sólo una suposición de mentes desvaídas (como todas las que pueblan la híper manzana de luces naturales).
Alicia se descubrió hurgando en la basura de extramar en un tardío amanecer y quiso flotar y pudo hacerlo con dificultad. La diferencia no era de carácter temporal, era una resaca de oscuridades abiertas, la redondez de un globo sin aire, el impresionista circo se arqueó de pocos grados hacia una latitud desconocida, la longitud de un tubo de ensayo y nacimiento amarillo espermático.
Un personaje desconocido se colaba por una rendija del suelo hasta la llave de la puerta principal. Nena oscura miraba fijamente hacia la lente de mercurio (el ojo cerrado) y contaba hasta diez y pateaba las paredes con hambre de ser manto inmaterial y escupía las palabras sin anestesia ni gravedad sin Alicia.
La caja de cristal conservó intacto el oxígeno libre de nerdeces incorpóreas (no olvides la doble espada, el encierro en un campo verde y blanco antigua película, 1977). Volver en el cuadro luego del despinte es la ciudad impresionista ciudad néctar de todos los días y saber de un hundimiento en el efecto y la causalidad. Antes la verdadero Nena oscura se vio débil y en desgracia frente al tanque despilfarrador de liviandad de Nene luz mientras él enfrentaba otro antiguo duende: hipertéster de violencia.
Look out: esta Nena oscura no pertenece a las garras de resplandores pasados y desmitifica centímetro por centímetro al tiempo que ríe desconsoladamente en el cine líquido y arrebatado. Entre un día y el siguiente, cada vez que respira vuelve en por qué y no contesta con sonidos sumados al caos. Su frase se vuelca en remolinos para hacerse completamente clara y diáfana creyéndose cisne anfibio (si bien no existe en ese aura ninguna confusa nena perdida en ultra masa muscular hondas de vigilar tempos llenos). Caminando por vías numerales Alicia (Nena luz) es un aguijón tibio casi lunar abriendo el río derivado del Ró (la memoria del agua es muy floja) que no recuerda su clown. Los resultados de la encuesta coincidieron con el billete ganador de paisajes, la zona turbulenta, tan oscilante y varia como quiere ser tema principal (nadie debería evitar el momento extático en que se cruzan las líneas contrapuntísticas inevitadas en la pecera (cuervos nulos de la noche, no extrañarían, solo buscan el tosco ruido blanco). Peces de directa direccionalidad al borde del ensueño que pueblan el vacío en otra órbita aunque esto no signifique.
¿Adónde irán a parar si ni siquiera están a salvo del teatro? Pregunta inconducente que se transforma en animal sanguíneo y comando de impresión piel ciudad. Todas las veces correr lejos del rebaño; esto es para los no hijos de impresión ciudad dorsal.



PROSA

La historia: alguien cumbres nevadas ojos abiertos afinados seres luz en la furia de la ciudad nevada hace frío no puede apagar su ojo su escaso cigarrillo el techo nevado.
Detalle 1: el magma severamente mirado a través de un paño blanco oculto en las sombras chorrea la bilis de su sosiego detrás de los ojos verdaderos este detalle no importaría si algo de nieve no se infiltrara contrastando perdón noticia repetida pero no tanto después del conforme impasse.
Impasse: recuerdas adiós bueno ahí se decidía una transposición a las cercanías de la realidad que resultaron bien un cierto momento pero ni uno ni dos son tan reflejo de dejadeces nadas hacer entonces ACINORC AREV y retornar ojalá no leas estas líneas o sí líneas blancas en la esquina en la calle adentro bajo cielos nada del otro mundo mira fotocopias piensa tantas cosas sin traslucir cambia respuesta natural formas.
Detalle 2: ida y vuelta comprenderás solo hay un par y están en algo allá transmitiendo y recibiendo interferencias ficciones que delatan una virtual espera que no sea de otra vez alcoholes de quemar mente afuera por qué y no let me down i only touch respiraciones bajas como vuela liviana una campana de felpa y dos cuatro no asustes al otro señalado paraíso esto es así porque ha cambiado el origen no el origen no sino que el pasaje a la no forma forma forma forma forma forma forma forma forma forma forma forma forma forma forma forma forma forma for zonas deletéreas voltereta nieve carente de privada de ausente de cercanas pampas respectivos vientos ahora están todos los signos verdad.
Reiteración: el invierno se asemeja a un repartidor de aguas en miniatura niños urgentes pendientes del canto de los mil el truco se tornaba evidente pero fue seguida hasta una calle sin la vista cómo es es lo que en sus caras se intuye el tirón camino iluminado y demás no se refiere a la advertencia de stop es un capítulo no cerrado y externo.
Detalle 3: candados invadiendo el tradicional show de nadies y cuerpos pero no estaba en realidad cerrado copan los observatorios con sus escobas de lana tomando del pico de una botella bastante transparente fotos del mundo piel para resbalas como el informante anónimo presente sí juega hasta hoy y quizás mañana y si todo no fue un simulacro fija que en acento inglés aparecer no existe mas no deja de existir no te olvides gotas en el día de nacer very important paper ya se saben los colores.



NACIMIENTO EN RÍOS DE SAL (en cuatro capítulos)

ES

_ Dará una vuelta por una inmediatez. No lo sé.
_ Este veneciano collage no es mío. No es para mí.
_ Pero diríamos que la luz se habría descolgado tarde con gentes de apertura.
_ En el instante comerciado se cuelga un oasis y transforma carilíneas marcas en cartas a intramar. Un comfortable intramar. Película blanca y azul se aparece inesperada y silenciosa, los gritos son espejos de una fauna propia.
_ Recuerdo el rayo de mercurio sedoso atrapando insectos redondos en una primera plana. Nuevas mentas descartables please stop.

USTED

El juego presenta al objetivo como un blanco en el mismo centro de la figura (el mismo que ayer y demás lugares de YELLOWLAND) y todas las flechas apuntan y aciertan en el punto exacto donde se unen las líneas caras del extremo agudo del sol. Algo o alguien se marea y se hace difícil continuar jugando, pero existe una ambigua certeza de que al final quedaremos como moscas en un corral (libres de todo) y por eso a seguir. NEVERBRAIN (el nombre del juego) procede como todos: desparramándose por los cielos casi cuantitativamente y de alguna forma literal como correr con una daga en la espalda en forma de red.

COLLAGE VENECIANO

Ella salió y era invierno y era noche y su balsa surcando el agua y su llegar a destino y la marea tardía que no podrá al menos hoy alcanzarla y las caras que hablan y dicen conocer (dicen) y la aparición en la página vendida del pez y no es una persecución sino que la puerta se abrió sin free, el retorno a la mira de hojas, la electricidad en elisión, mataría ver un segundo más de esos contemporáneos amagues post-rojo y antes de las rayas, las de vertical y horizontal y enriquecido tanto como para ignorar cromatismos de superficie (millones y más millones), esto es un viaje, no hay duda, las lluvias de coral y oro, su particular arco de iris y la súbita góndola que la mira dirigirse y elegir el mundo de la futura nevada (sí, claro que es parte de su dovle saciedad compartida con humos verdes teñidos por el color de sus glasses) en la noche, alguien dijo que no quería situarse en el collage y se equivocó de interlocutor y de palabra, realmente lo propuso desde intramar en un telegrama de y desde y hacia y hasta y por y a causa de y negado y radiante de intramar.

INTRAMAR

Los personajes hablan y gritan en torno al protagonista y éste no los oye. Contesta a sus preguntas y no los oye.


IMPRECISIÓN SERIAL

3: un grupo impreciso de personas camina blandamente hacia una puerta leve entornada en una dirección que para ella quizás es desconocida y puramente interior y no es simple que cada uno sepa si está abierta o no.
5: metal no ver intro vert couvert abre tu inmenso jardín al ver alboradas tu voz habrá sido pacífico interno porque eso es lo que necesitabas o querías todo no se esfuma como callezas please no me vería como perhaps un lugar dos.
7: se hace lejos mirar las redes las redes redes esquivas humos en redes manos en red de voces afuera lo bello y dulce de caer por un lapsus incorpóreo y lastimarse el lado intacto y correcto en la pantalla desagrado de una ausente cara ahínca todo lo demás a más.
9: supuestas fachadas que de este modo ocultan el cifrado mensaje y ecos intelectuales solo de región neta afinar less y obligan a pensar pretender qué digan clara luz cielo mar esto no es hoy creíste ser tan extensión de claves y ves que nada hacia arriba.

IMPRECISIÓN SERIAL MODELO LIGHT

E: dos individuos inciertos por seres anda ligeramente hasta la boca descolorida girada desde muchas situaciones tal por mujer maybe está ignorada además simplemente adentrar además nunca estuvo doble cual dostro cien saber positivo es hablando quizás jamás.
Z: tírese suavemente de la hoja cubierta rico mundo gran paisaje allá mirar mañanas tuyas palabras serán hechas océano sanguíneos derivados combustibles él todo pregunta necesidad opción pretender cielo si está encendido alimento silencio favor hoy yo mirar igual quizás los sitios nosotros.
F: al revés libros sin memoria desaparecen detrás del hielo derretido al verde libro sintiéndose en red de voces .. . . . . . . . . . .
P: . . . . . . . . . . ..
24: el cuadro es una ilusión óptica.



ILUMINACIONES

Todos podemos abrir las puertas cerradas o no y rechazar cortésmente una mano enguantada (blockfaced) que no cubra mucho más que cercanas estaciones derivadas de un pequeño rostro iluminado en un lugar cerca del sol cuya ubicación no se sabe en un momento ni en un tiempo futuro rodeado de livianas musas con sus cuerpos cubiertos por una fina estampa ambigua blanca o gris o sedosa voz pálida y redonda que no conozca la ciencia que ha envenenado algunos ojos y responda aproximadamente que son las últimas horas de esta tarde desértica caída sobre estrépitos en la ciudad abierta como un candado sin llave a la vista ni al tacto como un soplo a la llovizna de un abrir y cerrar de párpados coronando la carrera que culmina en oasis sin excesiva fertilidad mas solo quisiste descansar como un naipe boca abajo en la templada zona cálida y frutal al servicio de jóvenes venas sedientas alabando rayos aparecidos en la superficie de la esfera que a veces se arquea o se abolla por un puño celestial lanzado sin tanto cuidado y a la vez sin descuido ni amor porque de esa manera abandonaría el mundo de las formánticas pretensiones y cautivaría densos materiales como los que pueblan un acuario y un grito de axolotl prisionero en una página amarilla que no es un anuncio comercial sino que es el paso lento y vertiginoso de miles de años y tal vez años luz como si fuera una grieta en el espacio interior dibujado encima por el niño que se amotina cuando intentamos abrir o cerrar las puertas de la realidad nutrida de imaginaciones que se convierten en jauría salvaje despedazando filtros coladores de razón barata y estéril pragmatismo incapaz de abstraerse y menos en un siglo como hoy que quizás perdimos un brazo o dos o una planta de pies donde nunca habrá relojes que indiquen cómo fechar el inconsciente individual rememorando cifras y gestos ceniceros depositados en un cajón cerrado con seis llaves y media o en un ropero incendiado por todos los dedos que caminaron ahuyentando sombras inconmensurables y delicados fantasmas de ensueño que en sus femeninas huellas dejan sin hablar un hierro del pasado aún no condicionado por los efectos de una droga ausente por entonces pero que si la hubieras tenido en las manos volarías al lejano templo sobrecargado de hiperviolencia como ballenas grises bailando zambas en la ceniza de ultratierra invadiendo tu casa y vaciando tus tarros de café instantáneo como las proyecciones de un espejo sobre la palma de tus manos que llevan y traen el proceso de decantación artificial para acabar así o de cualquier forma inmaterial como una pastilla disuelta en el gin extranjero de un continente tan próximo como irreal que es el residuo de tu caparazón dorada cual capa de azul verdoso parecido al color de los ojos de la niña que te persiguió por los pensamientos y otras flores y no se resistió al encanto de un soprano temor de perderse y estallar sin redundar como las bestias del circo para mí y por eso ha echado solo una pared abajo y era el muro que contenía un cartel que decía “mis montañas” y todo se volvió un espontáneo flash de hojas y ramas relatadas en la poesía sin locura pero con ingredientes externos como ácidos y árboles dormidos y calmos que sueñan que en la puerta contigua suenan martillazos furiosos y maquinales respiraciones como las de un bebé elefante adicto al hash y a las novedosas palabras que pueden provocar o no un vacío debajo del cuerpo al que es muy fácil llegar siguiendo una línea de puntos que no culmine pero que aparente concluir en un momento crucial del diálogo interrumpido entre dos bocas que luego de mentirse se aman y luego se detestan porque llega la hora de sus respectivos aquelarres de música blanca y negra como las pisadas sobre el reloj de arena que retrocede en el tiempo de hacer tantos milagros que solo necesitan que la víctima se interne en la llanura y ría como el desierto que se lamenta a los gritos mientras dibuja el resplandor como un par de misteriosos nervios.

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