EL HIPO DEL ASESINO



No tengas hipo. Mirá si alguien se muere cuando estás limpiando el arma. O mejor: no tengas arma. Es por el hipo, no por vos. Sabés que confiamos plenamente. O si alguien no se muere y se rompe el jarrón o el espejo. No es por el jarrón. Ni por el espejo. Un poco por el espejo sí, somos supersticiosos. Tampoco cuentes dinero. Se cae al piso y cuando lo juntes de debajo de la mesa te golpearás la frente. Y se ensucian los billetes. Y no salgas a la calle. Cualquier inocente recibiría un balazo tuyo. O salí, pero con un vaso lleno de agua. Saca la sed más que cualquier gaseosa. Y por la seguridad de todos los que andamos por ahí.

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